¡Los maestros son grandes! … de eso no tengo ninguna duda.
Su grandeza deja huella en millones de mentes y almas cada ciclo escolar, cada curso o cada programa alrededor de todo el mundo.
Es difícil que hoy exista alguien que no haya sido inspirado por las enseñanzas de estas maravillosas personas en algún momento de su vida.
Yo puedo traer de inmediato a mis recuerdos los rostros de hombres y mujeres que influyeron en mí de manera radical y con quienes estoy muy agradecida.

Dediqué muchos años de mi juventud enseñando a jóvenes y niños. Lo hice consistentemente y lo disfrute mucho sin embargo me di cuenta que mi influencia tenía un limite muy claro: [pullquote cite= type=”right”]Yo nunca podría llegar tan profundo en sus corazones y planear estrategias a tan largo plazo como lo podría hacer un buen padre.[/pullquote]

Mi influencia se limitaba sólo a ciertas áreas y muchas cosas que construía en sus mentes se caían fácilmente al pasar el tiempo.

Darme cuenta de eso me hizo tomar la decisión de dedicarme a impactar la vida de mis propios hijos de manera especial sobre todo porque descubrí algunas áreas en las que un maestro puede enseñar pero que un padre puede impactar de manera contundente:

[custom_headline type=”left” level=”h2″ looks_like=”h3″ accent=”true”]1. Identidad:[/custom_headline]
Saber quién eres y para qué estás aquí son los principales fundamentos de la identidad. No se trata de saber “que vas a ser de grande” o “en qué vas a trabajar”; es infinitamente más profundo que eso. Un maestro convencional, sujeto a un horario y a un temario, no puede entrar en ésta dinámica profunda de enseñanza – aprendizaje a menos que seleccione a un pequeño grupo de alumnos, viva con ellos muchos años y se olvide de todos los demás… o sea… ¡convirtiéndose en su padre! ¿Y por qué un padre o una madre podrían ser capaces de lograr tan maravillosa tarea en el seno de su hogar? Porque cuando te has decidido a ayudar a tus hijos a descubrir y construir su identidad, ANTES debes de haber descubierto la tuya propia, y para que esto sucediera debiste haber entrado en un proceso de humildad y búsqueda profunda que te ha hecho más sabio que antes y, a mayor sabiduría y humildad, más clara y evidente es tu identidad también y más herramientas tienes para direccionar a otros. Esta no es una labor que se pueda sujetar a un calendario o a un programa estandarizado. Si la vida de nuestros hijos esta fundamentada sobre la plataforma del amor y no la del temor entonces su crecimiento será sano y su identidad será clara. Probablemente has leído y escuchado esta idea en muchas otras partes pero esto es más profundo de lo que te imaginas. Crecer sobre la plataforma del amor no significa permitirle a tu hijo hacer lo que sea, significa darle dirección a lo que él o ella ES por amor a ellos y a la vida misma, no por temor a ser un mal padre o a cometer los mismos errores que tus propios padres. Es algo parecido a la germinación de una semilla. Si ésta semilla esta creciendo en buena tierra, le da luz suficiente, tiene agua en su tiempo y ningún animal la destruye entonces crecerá fuerte hasta llegar a ser un gran árbol. La semilla en realidad ya es un árbol pero no ha expresado todo su potencial. Nosotros hacemos que lo exprese proveyendo, dirigiendo y cuidando desde afuera. Cada semilla expresará lo suyo. Una semilla de Roble nunca podrá expresar las características de un Pino y tú debes saber eso, solo dale el tiempo y el interés de tu parte para lograrlo.

[custom_headline type=”left” level=”h2″ looks_like=”h3″ accent=”true”]2. Dignidad:[/custom_headline]
La dignidad es una consecuencia natural de la identidad correcta.
Es amar lo que somos y por lo tanto defenderlo, adminístralo y potencializarlo. Los maestros logran distinguir algunas características de sus alumnos especiales pero al resto, a los callados y retraídos no. A un padre no le puede pasar lo mismo. Un padre puede lograr enseñar a sus hijos a amar lo que son porque sabe lo que son. Los conoce por dentro. Los ha visto crecer y entender cosas. Los ama hasta la muerte y ha invertido su vida para verlos lograr su potencial. Si todos tuviéramos dignidad no seríamos violentos ni violentados, difícilmente engañaríamos o seríamos engañados y entenderíamos que nada ni nadie nos hace, ya somos y solo tenemos que aprender a expresarlo.

[custom_headline type=”left” level=”h2″ looks_like=”h3″ accent=”true”]3. Pertenencia:[/custom_headline]
Es fácil que los chicos desarrollen un sentido de pertenencia a una
escuela, sobre todo si comparten todo el día con otros de su misma edad, si tienen las mismas rutinas y usan diario el mismo uniforme pero eso, más que pertenencia, creo que es estandarización. Los vínculos que se pueden establecer en una familia deben ser mucho más profundos y productivos que sólo una amistad. Yo he dicho ya esto muchas veces: YO NO SOY AMIGA DE MIS HIJOS. Amigos pueden tener muchos pero mamá sólo yo. Mi vinculo con ellos es distinto. No quiero caerles bien, quiero que crezcan sanos en todos los niveles de su ser porque eso me hace feliz a mi. Ese sentido de pertenencia que nos tenemos no se puede desarrollar en otra parte.

[custom_headline type=”left” level=”h2″ looks_like=”h3″ accent=”true”]4. Visión:[/custom_headline]
Un papá puede sembrar en la mente de su hijo una visión muy amplia de
la vida y su riqueza. Una visión que trascienda a la obtención de títulos universitarios o empresariales. Una padre enseña esto con su propia vida, no con lecciones de pizarrón.

[custom_headline type=”left” level=”h2″ looks_like=”h3″ accent=”true”]5. Carácter interno:[/custom_headline]
Nuestro modo de pensar es el fundamento de nuestra identidad. ¿Cómo
pensamos? ¿Qué pensamos? Personalidad, gustos y habilidades determinan muchos de nuestros pensamientos. Esta identidad se expresa a través de rasgos de carácter como compasión, tolerancia, gratitud, congruencia, honestidad, veracidad, tenacidad y muchas más. Rasgos que no se pueden aprender memorizando definiciones ni haciendo exámenes escritos, se aprenden observando y conviviendo día y noche con gente que los practica naturalmente. Gente sabia que deja que su vida sea observada cotidianamente, resolviendo situaciones difíciles, teniendo contentamiento en la escasez y agradecimiento en la abundancia. ¡Los padres nos convertimos en estos “aparadores” de carácter interno! Por eso impactan tanto la vida de un niño y un joven.

Todas las áreas que acabo de mencionar son verdaderas herramientas para la vida no la materia de “Valores” que los padres pagan caro en una escuela privada.

No me cansaré de repetirte papá y mamá que tú eres una fuente inagotable de recursos para tus hijos, claro, siempre y cuando te apropies de esa identidad y la hagas florecer en tu mente. Tu eres lo que tus hijos necesitan. Lo más probable es que a lo largo de sus vidas conocerán gente que les inspire pero tú nunca dejarás de tener un lugar especial en sus mentes y corazones como pilar fundamental de su vida. Todo lo que haces hoy, las palabras que salen de tu boca, los proyectos que arman juntos, la visión que siembras y las herramientas para construirla vienen de ti. Gózate en esto mientras los tengas cerca. Alégrate con cada reto que enfrentes. Disfruta estos años de inversión …

[highlight type=”dark”]Tú puedes llegar donde nadie más puede.[/highlight]

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