Hay muchas preguntas que te suelen hacer cuando saben que tus hijos no están escolarizados:

¿Qué hay de la socialización?
¿Eres maestra de profesión?
¿Cómo certifican sus estudios?
y….
¿Tienes vacaciones?

Es una buena pregunta ¿eh?

La palabra “vacaciones” tiene dos connotaciones importantes en nuestro entorno:
• Descanso
• Salir de viaje

Las vacaciones en el ámbito laboral son un gran logro de la lucha de los trabajadores por el reconocimiento y respeto a su labor. No fue hasta el año de 1936, en Francia, que por ley los trabajadores tendrían algunos días de descanso con goce de sueldo y eso no es cualquier cosa. Salir de viaje durante los meses más benignos proviene de las costumbres de la aristocracia europea, salían a cazar y pasear con sus amigos y sus mascotas durante muchos días. Como siempre, el resto de la gente soñaba con hacer lo mismo y fue hasta el siglo XIX que comenzaron a aparecer hoteles propiamente turísticos.
Pero, ¿y en las escuelas? No se sabe con precisión el origen de las vacaciones en las escuelas. Algunos historiadores mencionan que en sus comienzos se alternaban tiempos de descanso y de trabajo pero no fue hasta finales del siglo XIX que se instituyó Julio y Agosto (en el hemisferio norte) y Enero y Febrero (para el hemisferio sur) como el tiempo de descanso que todos los alumnos deberían gozar. Esto pudo haber sido por varias razones: porque en esos meses se necesitaban muchas manos para trabajar en el campo recogiendo la cosecha, porque eran los meses más agradables para alentar a las familias a viajar o porque al convertirse obligatoria la escolarización para toda la niñez se buscaba dejar descansar a alumnos y maestros de la sobrecarga intelectual. Más tarde, el 20 de noviembre de 1989, en la Convención sobre los Derechos del Niños de las Naciones Unidas se estableció que “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.

Así que, vamos por partes:
Uno de los fundamentos de una vida sin escuela es entender que el aprendizaje es constante, inevitable, adecuado a intereses y edades de cada uno y además, accesible.

Para las familias que aprenden sin escuela, y que han dejado paradigmas educativos obsoletos atrás, es claro que TODO el tiempo se está aprendiendo algo. El sistema escolar nos ha hecho pensar que solo el conocimiento intelectual es importante pero en realidad no es así, aprendes cuando limpias, barres, compras, viajas, platicas, cuidas, siembras, escribes, lees, construyes, juegas, dibujas, lavas y experimentas.

El aprendizaje verdadero es natural y congruente con el desarrollo de cada persona. Es precisamente ese el aprendizaje orgánico porque es vivo y obedece a la esencia natural de cada uno. No puedes evitar aprender algo cada día si tu hambre de aprender está intacta como cuando eras un bebe.

Entonces, repensando el tema de las vacaciones:

[pullquote type=”left”]LAS VACACIONES COMO DESCANSO [/pullquote]
Para una familia que aprende sin escuela es importante un estilo de vida saludable que incluye jornadas de trabajo físico e intelectual equilibradas con tiempos de descanso que abarcando esparcimiento, dormir y comer. Una familia escolarizada vive de prisa casi todo el tiempo. Los horarios y las exigencias a las que son sometidos como familia son muchas y por supuesto que necesitan un tiempo para bajar la velocidad y romper la rutina pero para una familia que organiza su propio horario, establece sus propias prioridades y planea sus propias metas… ¿cuál es la prisa? Las actividades que se llevan a cabo en la rutina familiar diaria deben tener su porción de esfuerzo físico, intelectual y creativo combinadas con descanso, comida y juego. La noche es suficiente para dormir. Las horas del día son aprovechadas al máximo. Hay mucha satisfacción, poco aburrimiento, descanso suficiente y avance diario.

[pullquote type=”left”] LAS VACACIONES COMO SALIR DE VIAJE [/pullquote]
Mientras que para muchos es una forma de cambiar de rutina y aminorar el estrés, para nosotros, los que aprendemos sin escuela, es una forma más de aprendizaje. Viajamos cuando pocos lo hacen consiguiendo ahorro económico y pocas multitudes, cuando queremos aprender algo especial, cuando queremos mostrar cariño y compañía a familia y amigos lejanos, cuando tenemos dinero (para no incurrir en deudas), cuando los hijos están listos para hacerlo y no por presión social. Viajamos si nos gusta y lo hacemos a los lugares más insólitos y poco comerciales que existen. Viajamos y aprendemos, viajamos y valoramos, viajamos y crecemos.

Entonces… ¿tienes vacaciones?
No, en el contexto que la gente escolarizada concibe como vacaciones… no, pero en el contexto de una vida apacible, productiva y sin presión del sistema, sí. ¡Vivimos en unas vacaciones eternas!

En casa todos los días estamos aprendiendo algo. Eso no quiere decir que todos los días nos sentamos a hacer ejercicios de matemáticas o español, solo quiere decir que hay muchas más cosas que aprender que matemáticas y español. ¿Todos los días comes, caminas, duermes, platicas y escuchas? Entonces todos los días estás aprendiendo también. Las vacaciones entendidas cómo “hacer una pausa en el aprendizaje” no existen dentro de un estilo de vida de educación en casa, y si pensamos que son necesarias es porque probablemente todavía tenemos una mente rotulada con el nombre “escuela” en el frente.

¿Recuerdas cuando eras niño y regresabas el primer día de clases después de unas largas vacaciones? ¿Recuerdas que la maestra retomaba temas del ciclo anterior y no te acordabas de nada? Claro, eso es lo que pasa cuando el aprendizaje no es continuo y tiene el único propósito de aprobar exámenes. Si interrumpes drásticamente un aprendizaje, una actividad, una práctica, es porque en realidad no es parte de ti; es un agregado obligatorio que es tan ajeno que requiere pausas para no sentirte abrumado. A veces la gente come bien solo cuando está a dieta, hace ejercicio cuando le entra la culpa y se pone a estudiar solo para ser alguien en la vida; pero cuando la comida, la actividad física y el aprendizaje son parte natural de la vida de cualquier persona entonces fluyen de manera cotidiana todos los días sin forzar nada. Si algo es parte de ti no lo puedes interrumpir, nadie te puede convencer de hacerlo.

Entonces, si los padres están agobiados, aligeren la carga diaria.
Si la familia está aburrida, aumenten y diversifiquen las actividades.
Si hay muchas cosas qué aprender planeen dosis diarias de acuerdo a la capacidad de cada uno.
Y si no sabes a donde quieres llevar a tu familia entonces piensa en lo siguiente:

[content_band bg_color=”#ffba00″ border=”all”] [container] [custom_headline style=”margin: 0;” type=”center” level=”h4″ looks_like=”h7″ accent=”true”]¿Qué quieres que tus hijos aprendan?
¿Cómo quieres que lo hagan?
¿Para qué les va a servir aprenderlo?
¿En qué momento es mejor hacerlo?[/custom_headline] [/container] [/content_band]

Preguntas como estas deben permanecer constantes en tu mente desde el principio de tu proyecto educativo en casa. Contestar estas preguntas de manera genuina y profunda, sin “ataduras escolares” te permitirán mantenerte en un rumbo seguro, pertinente y natural a tu meta.

Cuando estas en el proceso de romper paradigmas educativos en tu cabeza es importante ir reconociendo uno por uno de ellos, meditarlos y destruirlos en la medida que reconoces que no son congruentes con lo que quieres construir.

Un estilo de vida desescolarizado debe estar hecho a tu medida y tu medida debe ser tan grande como tu libertad.

0 comentarios en “¿Tienen vacaciones los padres que educan en casa?”

  1. Flor de Guadalupe

    Me ha gustado mucho tu escrito, como siempre que te leo. Quisiera pedirte un favor, aunque tenemos 6 años de hacer escuela en casa, mi esposo, yo creo que por su trabajo que no le da tiempo y otras cosas, muchas veces llega y preguna ¿Qué estudiarón hoy? A veces mis chicas no estudian propiamente, pero hacen muchas cosas, como dices tú: aprenden, ayudan en casa, emprenden proyectos practican. No sé como manejar eso y me encantaría tu consejo, le he pedido a mi esposo que lea sobre homeschool pero no quiere, yo supongo que él se imagina que funcionamos como una escuela pero no me dice más, pero noto que las pone a prueba, a veces ellas olvidan algo que les enseñé porque o no los usan, o no les interesa, y eso lo entiendo, Me gustaría tu consejo al respecto. Bendiciones

    1. Cecilia Arévalo

      Hola Flor, que gusto saber de ti!. Lo que tú vives en casa con tu esposo es común. Muchas veces los varones no están involucrados en el proyecto educativo ni en la visión como nos gustaría. Hay muchas cosas que podrían aportar a lo que preguntas pero se me ocurre algo que serviría para abarcar varias áreas a la vez. Trabajen por proyectos en casa. Escojan un tema e investíguenlo a profundidad, adaptado claro a las edades de tus hijas. Preparen un trabajo de conclusión del proyecto, puede ser una película, una exposición, un cartel o lo que se les ocurra al respecto e inviten al papá de manera formal a escuchar o presenciar lo que prepararon. He visto como este ejercicio ha sorprendido gratamente a muchos padres y les ha dado un punto de apoyo objetivo para reconocer la labor que la esposa y los hijos han estado haciendo en casa. Los esposos necesitan ver resultados más concretos y medibles porque eso es lo que están acostumbrados a hacer en su vida laboral. Déjale ver que lo que haces en casa no es “jugar a que aprenden” es un trabajo integral de desarrollo humano.

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