Me di cuenta que vivimos en un mundo de contradicciones:
Les decimos a nuestros niños:

1. No te drogues… pero cada vez hay más niños y niñas drogados por la prescripción de un medico especialista que dijo que ésa era la única manera en que podían estarse quietos en un salón de clases.
2. Haz buenas decisiones… pero cada vez les damos menos dirección y herramientas para que las puedan tomar de manera correcta confundiéndolos con clases y videos que ponen en duda su identidad de género.
3. Mantente activo… pero pasan sentados en un salón de clases y haciendo tarea la mayor parte de su día.
4. Cultiva tu gusto por aprender… pero la mayor parte del tiempo están escuchando información que en realidad les será de muy poca ayuda en su vida adulta, siempre aburridos con lecciones inútiles.
5. No hagas trampa… pero ¿quién no hace trampa si a veces es la única manera de conseguir una buena calificación en un examen donde preguntan contenido que nunca entendieron bien?
6. Los niños no deben trabajar… pero se la pasan encerrados de lunes a viernes en una escuela el mismo tiempo que una jornada laboral porque la Secretaría de Educación Pública piensa que así van a aprender más y mejor.
7. Descubre lo que te apasiona… pero los niños de hoy no tienen tiempo ni de descubrir lo que hay en su caja de juguetes porque su día está completamente saturado con clases, tareas, y actividades extracurriculares.
8. “Tu eres muy importante y vales mucho”… pero si no vas a la escuela no vas a ser nadie en la vida.
9. Cuida el planeta…pero los hacemos escribir cada año cosas inútiles en cuadernos que dejarán a la mitad, comprar libros que no completarán y hacer cientos de trabajos manuales que terminarán en la basura.
10. Éste sistema esta corrompido… pero los instalamos dentro de él y hasta pagamos para que se adapten a la perfección
11. Come saludable… pero de regreso a casa casi siempre pasamos por pizza o pollo frito y nuestra alacena esta llena de latas de comida instantánea porque no nos alcanza el tiempo para prepara comida de mejor calidad en casa.

Algunos historiadores dicen que la primera escuela, como la conocemos hoy, nació en la desaparecida Prusia.
Lo que la escuela hizo fue despojar a los padres de su responsabilidad de educar a sus hijos y tomarla como una misión del estado de manera que pudiera formar individuos útiles para los intereses económicos y de identidad nacional.
Así fue como los padres fuimos perdiendo cada vez más terreno. Esta maravillosa idea de poder enviar a tus hijos a un lugar donde les enseñarían cosas importantes para la vida, el trabajo y el progreso se extendió por todo el mundo. Además, ¿a quién no le caería bien un poquito de descanso sin tener que estar oyendo “Mamá, me das esto…” o “ Mamá ya me pegó aquel”… todo el día?
Todo iba bien hasta que al paso de los años a alguien por ahí se le ocurrió levantar la voz y quejarse por los “rudos” tratos de algunos maestros con nuestro hijos. Personalidades importantes y especialistas dijeron: “No, los maestros no tienen autorizado corregir a los niños como si fueran sus padres” Así que, se acabo. Las intenciones de la escuela eran las mismas pero algunos “métodos” debían cambiar. De pronto los niños y niñas ya no tenían el liderazgo acostumbrado de los maestros pero tampoco tenía el de sus padres porque después de tanto tiempo sin hacerse cargo de ellos ¡ya habían perdido la práctica!
Hoy los chicos están en el limbo del liderazgo.
Los padres nos sentimos cada vez más incapaces de tomar las riendas de nuestros hijos frente a una infinidad de nuevas teorías, metodologías y sistemas educativos; mientras que los maestros también están vueltos locos tratando de atender a un mundo de niños y jóvenes saturando todos los planteles escolares.
El cuento resumido fue así: Primero el estado nos quita la responsabilidad de educar a nuestros hijos y ahora nos la quiere regresar culpándonos del bullying, las malas actitudes y el bajo rendimiento. Hoy dicen que debe ser un trabajo conjunto entre padres y escuela para sacar a los chicos adelante pero… me temo que esto no es posible … ¡son demasiadas cabezas dando ordenes y casi ninguna de ellas es verdaderamente congruente!

Hazte responsable de tus hijos.
Perdimos mucho tiempo sin ellos y mucho terreno también.
No importa si los mandas a la escuela o los educas en casa, en realidad TÚ eres el punto de rompimiento de una mentalidad conformista que nos esta consumiendo poco a poco y es necesario detener.
No son nuestro hijos los que van a hacer el cambio, somos tu y yo… ellos solo le darán continuidad a las siguientes generaciones.

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