Hace algunos meses me encontraba sentada junto con mis dos hijas mayores en una clase. Por alguna razón salió el tema de la juventud y la adolescencia y me preguntaron mi opinión al respecto. Nunca hubiera imaginado lo que ocurrió después de esto. Muchos de mis compañeros de clase reaccionaron reprobando lo que yo dije dándome sus argumentos queriendo echar abajo los míos. Nunca me defendí pero me mantuve en lo dicho, al fin y al cabo era sólo una opinión personal pero esa opinión ha marcado nuestro estilo de vida familiar fuertemente y hoy, dos años después de esa clase, esos mismos compañeros de clase pueden ver los frutos de mis argumentos puestos en práctica.
-“Yo no creo en la adolescencia” – dije… creo que con voz tranquila.
Cuando entré a los 13 o 14 recuerdo muy bien escuchar a mis padres y a otros adultos diciendo que la adolescencia era una edad difícil. Cuando me salían mis “desplantes juveniles” se me quedaban viendo como si estuvieran en la presencia de una niña que se esta haciendo joven y que tiene que pasar por una especie de túnel de “locura temporal” que en lugar de darme dirección hacia la madurez me hacían sentir etiquetada con un gigantesco letrero en la frente: “SOY ADOLESCENTE PERO PRONTO SE ME PASARÁ”.
Una de las razones que más me aterrorizaba de criar hijos era el tener que lidiar con la espantosa adolescencia. La mía fue común y corriente (o sea, espantosa) y no quería que mis propios hijos pasaran por ahí.
Si te dedicas a observar a los animales, las plantas o a personas de culturas antiguas (y no porque las culturas antiguas fueran mejores que la nuestra) te vas a dar cuenta de que no hay tal transición complicada entre la niñez, la juventud y la adultez. Los animales son bebes luego jóvenes y luego adultos… nada más. ¿por qué nosotros nos complicamos tanto? Si, es cierto que en algunas culturas se utilizan ritos de iniciación para entrar a la edad adulta pero ninguno de esos jóvenes pasa por ninguna época de sentimientos de inadaptación ni de confusión o recelo, solo nacen, se hacen niños, luego jóvenes y entran en la adultez listos para reproducirse y ser independientes. Hoy hay niños que quieren ser adultos, adultos que no quieren ser adultos, jóvenes que viven en una eterna adolescencia y adolescentes que nunca encuentran su lugar porque se encuentran en el limbo de las opiniones de los expertos.
Seamos sinceros… cuando escuchas la palabra adolescente ¿qué es lo primero que se viene a tu mente? Tu y yo, sin ser especialistas en conducta humana ni nada de eso… ¿qué imagen ves en tu mente cuando piensas en un adolescente? Granos en la cara, gente retraída cuando está con adultos, rebeldes, flojos, difíciles de tratar, desobedientes, difíciles de satisfacer, hambrientos, buscadores de experiencias extremas de todo tipo (incluyendo las sexuales), emisores de olores inimaginables, alegadores compulsivos, fans de todo lo que no tenga que ver con sus padres y siempre con sueño (excepto en la noche). Todas estas características no deberían etiquetar a ningún joven… y digo, a NINGUNO. Algo pasó en su desarrollo que no le esta permitiendo llegar a la juventud con toda plenitud y mucho menos a una vida adulta. La única transición que deben sufrir nuestros niños es una transición saludable de su mente y de su cuerpo y se llama pubertad. Su cuerpo cambia no sólo de tamaño y de forma, comienzan a circular hormonas desconocidas, cambia la mente, la visión, los gustos se afinan… ¡de pronto son jóvenes! ¡Hermosos jóvenes preparándose para ser adultos! Llenos de fuerza, de sueños, de valor… Sin temor a equivocarse porque saben que se pueden volver a levantar, sin miedo al futuro porque lo tienen casi todo por delante. Listos para emprender proyectos, ávidos para escuchar buenas ideas y ponerlas en práctica, fértiles en su mente y corazón para que cualquier semilla que caiga de fruto. Eso es un joven… ¡eso debe ser un joven! … ¿son así nuestros jóvenes? No, creo que no, por eso los hemos etiquetado con el nombre de “ADOLESCENTES”.
El desarrollo saludable de una persona debe ser orgánico, es decir, congruente con su entorno y con su esencia. Cuando un niño ha crecido y se ha desarrollado de manera saludable no es posible que transite por estados de apatía o rebelión. Algo pasó o algo NO pasó en sus vidas que afectó su identidad, su seguridad… su desarrollo.
Una de las decisiones que tomé como parte del paquete al educar a mis hijos en casa fue criar hijos que nunca tuvieran que pasar por la adolescencia. Hijos que tuvieran una infancia plena para que después entraran en la juventud “sin tener ningún asunto pendiente”. No me mal interpreten, no estoy tratando de molestar a ningún especialista en conducta humana, solo estoy tratando de hacerlos reflexionar en lo complicada que puede ser nuestra vida y la de nuestros hijos si le hacemos caso a todos los estándares que hemos permitido que nos impongan.
Técnicamente tengo 3 hijos en edad de “adolescentes” y estas son algunas de las cosas que he aprendido junto con ellos para disfrutar de un desarrollo sano y congruente con su tamaño y cosmovisión:
[highlight type=”dark”]1. Mucha libertad para hablar de temas sexuales:[/highlight] Libertad en estos temas no significa ver videos pornográficos juntos ni hacer comentarios de mal gusto todo el tiempo. Libertad es que toda duda, inquietud y pregunta se resuelve en la profundidad y explicites que se requiera. Nos gusta, a mi esposo y a mi, ser su principal fuente de información por lo menos antes de los 12. Con la información que les damos es suficiente para que después descubran otras cosas sin peligro de nada. La identidad sexual y su práctica es uno de los temas que más complicaciones ha construido la humanidad a lo largo de toda su historia. Es básico para la vida, para la plenitud y para la salud en todos los sentidos. Un hijo que ha resuelto todas sus dudas en esta área no tiene por qué esconderse.
[highlight type=”dark”]2. Mucha preparación anticipada:[/highlight] Todos los niños tienen derecho a saber que su cuerpo va a cambiar y cómo. También se les debe preparar para manejar eso. Deben saber que crecerán, les saldrá pelo en lugares impensables, les cambiará la voz, se excitarán cuando vean algunas cosas y que todo eso está bien. ¡Su cuerpo se está preparando para algo diferente! Claro, todo esto será de manera paulatina y las preguntas que ellos te hagan te darán una buena pista de cuando comenzar. Lo bueno de tener muchos hijos es que siempre hay uno que pregunta este tipo de cosas y los demás salen beneficiados con la respuesta. El ideal juvenil que los hijos deben buscar no es ser igual a Barbie o a los actores de “Crepúsculo”. Es estar sanos, fuertes, vigorosos y expertos en su propio cuerpo para que gocen de su vida al máximo. Muchos problemas de la adolescencia tienen que ver con la baja autoestima. Nunca les enseñaron a amarse como son y a mejorar lo mejorable.
[highlight type=”dark”]3. Muchas conversaciones de todo tipo:[/highlight] Se que hay familias que no suelen hablar tanto como la mía y eso esta bien. No tienes que parecerte a otra familia, solo tienes que asegurarte de que platican, discuten, argumentan, conversen y debatan sanamente de cualquier tema y aprovechando cualquier momento. La hora de la comida es excelente para conversar pero también lo es en los traslados en auto, en la fila del banco, antes de dormir, cuando se va la luz, cuando caminan en la calle, en el camión o donde se te ocurra. A mi me gusta mucho inventar preguntas como: ¿qué harías si te encontraras un billete tirado en el piso? O ¿qué es lo más difícil de tu vida? que siempre son pie para mostrar lo que tenemos dentro, para reír y para dar dirección también.
[highlight type=”dark”]4. Mucha congruencia:[/highlight] La rebelión y las protestas surgen en la juventud cuando ellos ven que no hay congruencia en sus autoridades, y eso es en todos los ámbitos. Los padres incongruentes suelen provocar amargura y desencanto en sus hijos. En la medida que vivas de manera congruente con tus propios principios y fundamentos, no queriendo quedar bien con nadie (ni siquiera con tus propios hijos) será el liderazgo exitoso que tendrás con ellos. Un padre congruente consigo mismo puede construir grandes cosas en la mente de sus hijos. La incongruencia se da en padres autoritarios y en padres laxos por igual. La congruencia se trata de mostrar en dónde estás parado, es decir, cuáles son tus fundamentos y si vives de acuerdo a ellos.
[highlight type=”dark”]5. Mucha libertad:[/highlight] A medida que los pequeños crecen también debe crecer lo que se espera de ellos (responsabilidad) y la libertad. Creo que la base de muchos problemas de los jóvenes con sus padres es que se espera más de ellos pero se confía menos. Hay más vigilancia por temor a que tomen malas decisiones. La niñez es para que te dediques a sembrar con paciencia y constancia todo lo que quieres ver crecer en su juventud. Esa es una de las maravillosas ventajas de educar sin escuela, están todo el tiempo contigo, escuchándote, viendo cómo resuelves problemas cotidianos, cómo enfrentas la vida, cómo decides y cómo eres feliz haciéndolo. Debo admitir que esto de dar libertad a mis hijos mayores ha sido difícil para mi pero mi maravilloso esposo siempre me pone los pies en la congruencia. Creo que ese hermoso equilibrio responsabilidad-libertad es lo que puede hacer jóvenes seguros.
[highlight type=”dark”]6. Mucho amor:[/highlight] Es indudable que el amor cubre un sin fin de errores. Es fácil encontrar padres que amen a sus hijos y que les sea difícil identificar sus errores (y algunas veces hasta es perjudicial), pero no es igual de fácil encontrar hijos que amen a sus padres de la misma manera, sobre todo en la juventud. A medida que crecen los hijos son más conscientes de nuestras fallas, sobre todo si están todo el día con nosotros. El que te expongas a ellos de esa manera puede ser muy confrontador. Debes encontrar el equilibrio en el amor. Y digo en el amor, no en el soborno o el chantaje. Ellos deben aprender a amarte y amar a sus hermanos porque el amor es el vinculo perfecto. Tu vida y tus palabras les debe enseñar eso. Aprende a conservar el corazón de tu hijo en buen estado. No lo destruyas ni lo traiciones. Eso es lo mismo que ellos harán con el tuyo.
[highlight type=”dark”]7. Coman bien:[/highlight] Los cambios hormonales, la irritabilidad y la falta de ánimo se pueden ver muy aminorados con una buena manera de comer. Muchas verduras de todos colores, frutas de la región, poca carnes rojas y muy poca azúcar refinada o sus sustitutos harán una gran diferencia. Coman comida saludable de su propia cultura, no es necesario adoptar comidas extrañas de otras partes del mundo. ¿Sabías que en los 60’s la edad promedio para entrar en la pubertad era de 11 años pero hoy es de 8? Increíble, ¿verdad? La menstruación temprana en las niñas es cada vez más común y sus consecuencias sociales, culturales y económicas las estamos pagando hoy muy caro. Una de las teorías de este cambio sugiere que nuestra comida ha tenido mucho que ver. Los niños hoy tienen menos niñez física y más niñez emocional. ¡Algunos expertos dicen que la pubertad termina hasta los 20 años! Eso no es congruente y la mayoría de los expertos sospecha que este fenómeno se puede revertir si comiéramos de manera adecuada. Las hormonas, antibióticos y aditivos agregados a la comida, junto con el uso excesivo de plásticos han traído estos cambios a nuestra vida. Rompe con todos estos malos hábitos y sean libres de estos males. Si tu familia recibe los nutrientes necesarios todos los días no esta mal comer frituras o azucares de vez en cuando, el cuerpo sabrá como deshacerse de ellos sin problema. En este vinculo puedes leer un poco más de este tema: Pubertad temprana
Hasta lo que hemos vivido en casa mi esposo y yo, nunca ha habido tal transición dificil entre la niñez y la juventud. De ser niños entran a la juventud con toda alegría y sin reservas. Todavía me faltan dos por ver crecer hasta esa etapa y mucho por hacer pero estoy trabajando para que sea de la misma manera que sus hermanos mayores. No estoy diciendo que ya lo he logrado todo pero… ¡para allá voy!
Mi intensión no es provocar discusiones acerca de que si hay o no adolescencia. De hecho estoy segura que la hay pero no tiene por qué ser un proceso difícil ni complicado como lo es para la mayoría. Es un cambio sencillo y lento. Congruente con su mente y cuerpo además de muy satisfactorio.
¡Animo papás!… esto apenas comienza y ya es muy emocionante….
Gracias!!! Mis hijos son pequenos, pero de caracter fuerte y tenia temor a los anios venideros, …. pero me siento liberada! Descanso construyendo en ellos dia a dia y veo cosas hermosas!…. Se que Dios cumplira su proposito en ellos y disfrutare el viaje !
Me alegro mucho Angélica….. No te canses de hacer las cosas bien porque al fin cosecharas muy buenos frutos. Muchos saludos!!!
Muy bueno, me da kilos de esperanza
jajaja… que bueno Liz. Besos…
Hola Cecilia!! (me encanta la tipografía que utilizas)
Ya me he leído unos 3 artículos tuyos sobre HS y me identifico en todo, leyendo este que habla de adolescencia, quisiera contarte que recién desescolarize a mis hijos (hace 3 meses), mi niño tiene 3 años y con él todo bien y mi niña tiene 12 años, con ella no todo ha sido tan fácil, las dos estamos viviendo este “periodo de desintoxicación” no muy bien, pues fueron 12 años de escolarización, de ser dirigidas, de apenas tener tiempo para platicar y convivir un poco, pues siempre estuvo de 6 a 8 hrs en la escuela. Creo que se nos junto todo, pubertad y desescolarización y esto ha tenido consecuencias hasta en la salud de ella, pues acaba de superar un cuadro de colitis y gastritis muy fuerte, por tanto estrés.
Yo trabajo medio tiempo por las mañanas y no se, si esto este afectando, aun no comenzamos con la escuela, pues por el momento me interesa más recuperar y fortalecer nuestra relación y ella esta dedicada a lo que tanto le gusta, que es dibujar, esta tomando un curso sabatino de Japones y Manga para mi todo esto es nuevo y no se muy bien como empezar, no se, si este bien que ella y su hermanito despierten tan tarde y por lo mismo ella en especial, se duerme hasta muy tarde, aunque los dos me dicen que les gusta estar juntos, pues al despertar se platican sus sueños, ella le ayuda a cambiarse y prepara cosas sencillas para el desayuno, a veces dibujan o juegan, estoy comprando mucho material y entonces yo llego a casa, preparamos la comida y últimamente estamos saliendo a parques o la librería y cuando la economía lo permite, vamos a comer fuera. No se, si estoy haciendo bien en seguir trabajando, estoy pensando en meter un permiso largo o cambiar mi horario para entrar y salir más temprano. Pero lo que si se, es que quiero que mis hijos sean felices y sobre todo quiero verlos cumplir sus sueños, como yo estoy cumpliendo el mio, el de ser una “feliz mamá consciente”.
Gracias por leerme y disculpa por extenderme tanto.
No! Al contrario! Gracias por compartir tu experiencia conmigo!!!
Yo te sugiero que pienses en que es lo que te gustaría construir en la vida de tus hijos. Eso es lo que te dará la pauta para saber cuanto tiempo tienes que invertir en ello. Generalmente se requiere mucho tiempo (de calidad y de cantidad) para construir fundamentos profundos y sólidos en la vida de un niño y un joven. Una vez que tengas eso claro en tu mente entonces podrás definir los ajustes que necesites hacer en tus horarios. Además, hay otro factor que te sugiero tomes en cuenta. Los hijos crecen muy rápido…. Cuanto tiempo crees que te queda cerca de tu hija antes de que comience a tomar sus propias decisiones? Creo que muy poco. A veces no es necesario dejar por un lado la vida laboral fuera de casa, pero a veces si lo es. Todo depende del impacto que quieras hacer en la vida de tus hijos.
Gracias por compartir tu experiencia. Que gusto conocer familias como ustedes que han decidido ser felices haciendo este proyecto de vida!!